Más allá del escenario y la pantalla: una conversación con Finn Wittrock

Cuando no está iluminando Broadway o atrayendo elogios de la crítica por sus papeles en Ratched, La gran apuesta y la franquicia American Horror Story de Ryan Murphy, el actor Finn Wittrock aprovecha su fama y su influencia en las redes sociales para promover organizaciones que están abordando la crisis climática. 

“Solo tienes que hacer un poco de investigación para ver en qué emergencia tan loca estamos”, nos dice, mientras explica su alivio de que esté finalmente en lo más alto de la agenda internacional. “Me frustraba mucho que no se hablara lo suficiente de ello”. 

Antes del Día de la Tierra, nos reunimos con este padre de dos hijos por Zoom a primera hora de la mañana para hablar sobre sus esperanzas para el futuro de sus hijos y sus reflexiones sobre su carrera hasta la fecha.  

SOBRE HACERSE ESCUCHAR  

‘El cambio climático ha sido lo único en lo que he intentado implicarme, en lugar de publicar sobre cada nuevo tema del momento o expresar mi opinión sobre cada cosa: siento que tengo que poner todos mis huevos en una sola cesta si quiero que marque la diferencia. Ahora ha llegado a un punto crítico, pero durante los últimos años las noticias no lo han cubierto lo suficiente. Durante un tiempo sentí que estaba gritando al vacío o a oídos indiferentes. Solo hay que investigar un poco para ver en qué emergencia tan insana estamos; me frustraba mucho que no se hablara lo suficiente de ello. Es difícil señalar cuándo empecé a preocuparme por ello, pero si has estado atento, se ha hablado de ello siempre. Vi Una verdad incómoda por primera vez en 2004 y esa noche no pude dormir. Si me hago un análisis profundo, crecí en un lugar muy rural, un bosque y luego me mudé primero a Chicago y luego a Los Ángeles. La ciudad me parecía muy destructiva cuando era niño, pensando en todos los árboles que habían talado. Lo que más recuerdo es que, debido a la contaminación lumínica, las estrellas habían desaparecido, quizá eso ha sido algo que ha estado dentro de mí; ser consciente de lo destructiva que es la humanidad desde pequeño me hizo convertirlo en mi causa’. 

SOBRE EL TEMA DEL DÍA DE LA TIERRA DE ESTE AÑO, INVIRTIENDO EN NUESTRO PLANETA  

‘Ser padre es una de las cosas más increíbles y también una de las más aterradoras, porque empiezas a pensar en el futuro de una forma completamente diferente; en cómo será el mundo después de que te hayas ido o cuando tus hijos tengan tu edad. Así que “Invierte en el planeta” es la forma perfecta de expresarlo. El futuro está vivo ahora mismo en nuestros hijos, e invertir en ellos es invertir en la salud del mundo en el que van a crecer. Creo firmemente que la paternidad consiste en predicar con el ejemplo. Creo que imitas a tus padres más de lo que eres consciente, así que quiero que me vean ayudando al mundo tanto como pueda’. 

SOBRE CÓMO TODOS PODEMOS MARCAR LA DIFERENCIA   

‘Es difícil, porque creo que nos han engañado haciéndonos creer que nuestra huella de carbono personal lo es todo. Es una forma en que las empresas contaminantes de carbono han trasladado la responsabilidad al individuo en lugar de asumir sus acciones durante décadas. Eso es lo bueno de las redes sociales: crear conciencia [hasta cierto punto] en una masa crítica que los gobiernos no puedan ignorar porque hay suficientes personas exigiendo cambios. Protestar, votar y dejar de invertir — saber dónde no poner tu dinero— también es importante. El libro que creo que todos deberían leer es El planeta inhóspito, de David Wallace-Wells. Está escrito de forma increíblemente elocuente, pero también es devastador, estimulante y muy completo; la forma en que analiza las estadísticas es impresionante. Otro es Perdiendo la Tierra: La década en la que podríamos haber detenido el cambio climático, de Nathaniel Rich; trata sobre el momento en los años 80 en que casi hicimos algo. Y luego leí este otro recientemente que puede ser un poco controvertido, pero se llama Cómo dinamitar un oleoducto, de Andreas Malm. No es tan violento como parece, pero trata sobre lo que se necesita en términos de protesta y replanteamiento’.  

SOBRE SU TRAYECTORIA ACTORAL 

‘Mi gran oportunidad y una de las cosas más satisfactorias de mi vida fue [protagonizar] Muerte de un viajante en Broadway con Phillip Seymour Hoffman y Andrew Garfield, bajo la dirección de Mike Nicolls. Fue una experiencia que me marcó para toda la vida. Hacer una buena obra de teatro es la mejor y más gratificante experiencia de tu vida, y hacer una mala obra es lo peor, porque no hay forma de esconderse y no basta con hacerla una vez y ya está, ¡hay que volver a repetirla una y otra vez!  

He tenido suerte y he aprendido de los mejores. Tener a Phil y a Mike en la misma sala y que los dos hubieran fallecido dos años después es algo en lo que sigo reflexionando. Fue Phillip Seymour Hoffman [quien me dio el mejor consejo]. Dijo: "Intenta siempre ser el mejor actor que puedas ser, incluso si lo que estás haciendo no es para ti". Lo que quería decir es que el buen trabajo se crea a sí mismo. Cuando vas a una audición que sabes que no vas a conseguir, la tentación es hacerlo a medias, pero si vas sabiendo que no la vas a conseguir y aun así das lo mejor de ti, de alguna manera, eso se notará. La gente hablará de ello o creará su propio impulso, solo tienes que ser siempre lo mejor posible". 

SOBRE FORJAR SU CARRERA 

‘Como actor, la mayor parte de tu vida no consiste en tomar decisiones, sino en que otros las tomen por ti. Todavía estoy en un lugar en el que hago audiciones para cosas, pero empiezo a tener más poder de decisión sobre las cosas que puedo elegir. Eso es un cambio real como actor, especialmente porque pasas tanto tiempo diciendo "sí" a todo y desesperado por cualquier trabajo. De repente, cuando tienes la opción de decir "no" a algo, es muy difícil deshacer tus instintos de actor y lanzarte a todo. Pero decir que no es la única forma de forjar tu propia carrera. Me gustaría hacer algo que cale en la gente de la misma manera que lo hizo No mires arriba, de Adam McKay. Me gustó la controversia que generó, cómo a algunas personas les encantó y a otras les horrorizó, y la lucha que provocó. Tiene un mensaje muy obvio, no sutil, así que eso es lo que busco. Me siento cómodo con las cosas que dividen la opinión; de hecho, las busco. Trabajé con Adam en La gran apuesta cuando estaba descubriendo esa sensibilidad de hacer cine combativo y dejar que las cosas fueran desordenadas. Eso es lo que le gusta y quiere conseguir, lo cual es muy inusual. Normalmente, cada momento de la película está elaborado por el director; Adam es más propenso a hacer que un actor llegue demasiado tarde a una escena para que los demás tengan que improvisar. Le gusta el caos y encuentro esa forma de trabajar muy emocionante y me gustaría repetirla’. 

SOBRE EL RECONOCIMIENTO DE LA INDUSTRIA 

«¡Los premios lo son todo y nada! Es muy agradable sentirse reconocido y que valoren tu trabajo y, al mismo tiempo, no es de lo que se trata. Estamos aquí para tratar de hacer que la gente sea consciente de su propia humanidad, y enfrentar a la gente por un trofeo de oro es lo contrario. Y no son los Juegos Olímpicos; ves una carrera para ver quién gana, pero no hay un tiempo récord en el buen arte de actuar ni una fórmula objetiva, así que es muy arbitrario. Encuentro los premios Razzie muy crueles, porque nadie sabe lo difícil que es hacer algo. ¡Incluso hacer una mala película es difícil! Y nadie intenta hacer una mala película. Ya no juzgo las películas tan duramente como antes porque sé lo difícil que es hacerlas y que sean buenas.  

Cuando recibes un premio, es genial, pero si dedicamos demasiado tiempo y esfuerzo a ese logro, se vuelve algo egoísta y no creo que al público le importe un comino. La mejor recompensa es, sinceramente, que la gente se acerque a ti y te diga: "Me encanta tu trabajo". Lo realmente importante es poder decir que has conmovido a alguien con algo que has hecho. Recuerdo que hice una actuación de Romeo y Julieta para niños, y un niño se me acercó después y me dijo: "¿Cómo lloraste al final? Me puso muy triste". Fue tan puro que pensé que esa era la razón por la que hago esto». 

SOBRE SU RELACIÓN CON LA ROPA   

«Es muy probable que lleve la misma ropa durante muchos días seguidos y que me la ponga a oscuras. Tengo una sudadera con capucha gris, que me regalaron por Navidad y probablemente la he tenido durante 10 años. Mi esposa siempre bromea con que no me vio llevar unos vaqueros en todo el primer año que estuvimos juntos, que solo usaba pantalones de pana viejos. Cuando era más joven, despreciaba más la moda y pensaba que todo era superficial. Recuerdo que desde el principio no quería llevar nada que dijera nada; siempre era monocromático y vacío, porque no quería anunciar marcas. Pero últimamente estoy tratando de perfeccionar lo que llevo para no tener tantas cosas, pero que cada cosa sea significativa y me haga sentir bien».